Me he reído y a veces me he venido abajo. He aprendido. «[…] Las palabras pueden tener más de una significación y por eso podemos jugar con ellas. Esa aparente confusión resulta muy útil para dar al discurso gracia, ironía, sarcasmo, queja u otros muchos estados de ánimo» (p. 33), así que, allá donde esté, señor…