Para terminar con este breve repaso a lo que es argumentar y cómo se puede hacer de forma coherente, clara, ilustrativa, comprensible y confiable, te ofrezco unas sugerencias que puede (espero) que te ayuden en algún momento:
- No tengas miedo a usar ejemplos para fortalecer e ilustrar tu razonamiento, eso sí, usa ejemplos que puedas sostener con una fuente fiable, utiliza más de uno que avalen tu razonamiento, y siempre que sirvan para fortalecer tu propósito.
- Aprovecha el valor de los contraejemplos, en teoría van en contra de tu argumentación, pero te pueden ayudar a expresarte con mayor precisión y, de esta forma, dejarlo fuera de juego en el terreno de la generalización.
- Fuentes. Este punto es muy muy importante: es necesario que cites tus fuentes, por lo tanto, usa fuentes fiables, que sepan de la materia en cuestión, si puedes apoyarte en fuentes imparciales, mejor que mejor, y, sé que lo sabes, pero: verifica siempre la fuente que quieres usar, ve al origen siempre que puedas.
- Cuando tu argumento sea considerablemente largo, ármate de paciencia y: expón con claridad las ideas esenciales, haz de cada idea un argumento más breve y fácilmente explicable, profundiza con mayor cuidado en la tesis y en tus razonamientos, plantéate las posibles oposiciones para reducirlas o eliminarlas con mejores explicaciones de tu argumento (incluso puedes exponer las objeciones que hayas identificado y contraargumenta sobre ellas).
- No busques imponer tu punto de vista (dale una vuelta a las publicaciones de hace unas semanas sobre la comunicación persuasiva).
- Procura mostrar positividad y practicidad en tu trabajo. No tires piedras sobre tu propio tejado dejando entrever que dudas sobre tus propios argumentos, que no llevan a ninguna parte, que no sirve para nada lo que dices…
- Sé cortés (he publicado no hace mucho una entrada sobre la cortesía, seguro que te ayuda).
- Haz que tu escrito haga pensar al lector (en el buen sentido: que se despierte el interés y quiera saber más, incluso rebatirte, ¿por qué no?).
En Las claves de la argumentación de Anthony Weston (Ariel, 1994) vas a encontrar consejos y recomendaciones muy útiles, además de unos apéndices muy prácticos. Este manual de ciento cincuenta páginas es de gran utilidad porque es rápido en la exposición, se apoya en ejemplos y te puede servir tanto si estás empezando con los textos argumentativos como si estás de vuelta con ellos, pero necesitas un soplo de aire fresco (de treinta años de antigüedad) que saque de la rutina.
El razonamiento que construyas puede ser, en esencia, de dos tipos: sencillo y múltiple. El sencillo solo necesita un argumento para defender o refutar; el múltiple dispone de varios que pueden ser coordinados o sumativos (por esto, por esto y por esto) o subordinados (o en cadena: entonces, y por consiguiente, lo que nos lleva a…).
Sí, el objetivo de la argumentación es convencer y persuadir, pero no imponer y menospreciar porque sí. No olvides adecuarte al contexto, ser coherente en ideas y estructura textual, crea cohesión en tu texto con el uso de los párrafos, conectores, recursos retóricos, no te pierdas en divagaciones (léase autobombo, circunloquios para llenar páginas, anécdotas personales que no aportan valor…), no lo dudes: vas a usar muchos verbos de voluntad, dicción y pensamiento (hazte con un diccionario de sinónimos), no tendrás más remedio que usar oraciones largas (pero ten cuidado con los incisos interminables y no te pierdas tú en esa extensión: estructura bien la oración), busca la utilidad de tu texto (escribir por escribir no te ayuda a ti ni al lector).
En la siguiente entrada voy a hablaros sobre el arte de describir. Poneos cómodos…