Sobre la belleza recoge una serie de escritos que Weil formuló sobre la belleza. Dieciséis capítulos que vinculan la belleza con diferentes aspectos de la vida: la necesidad, Dios, la alegría, el trabajo, la fragilidad… Palabras que fueron cartas, otras específicas de obras, reflexiones sobre lo que otras personas habían enunciado en sus filosofías. Un pequeño libro que da algo de luz a la oscuridad que le tocó vivir a ella.
Destaco un par de fragmentos, porque son los que en este momento de lectura me han llamado con más intensidad, ambos están incluidos en el capítulo de «Belleza y alegría pura». El primero dice: «Mientras tengamos cosas como el mar, las montañas, el viento, el sol, las estrellas, la luna o el cielo no podemos ser de ningún modo totalmente desdichados. E, incluso si se nos privara de todo ello metiéndonos en un calabozo, el hecho de saber que todas estas cosas existen, que son bellas y que otras personas disfrutan de ellas libremente tiene que se en todo momento consuelo» (pp. 53-54). Por un lado, resalta la belleza en las cosas cotidianas, esas que están ahí, no para nosotros, sino antes que nosotros y a pesar de nosotros…; y, por otro lado, subraya la importancia de la generosidad al pensar que solo que otros lo puedan disfrutar ya es una forma de disfrutarla nosotros mismos. También, estas palabras nos pueden llevar a hilar con Platón y su interpretación de las imágenes (que se pueden desprender de las cosas y ser por sí mismas), de las sombras en aquella caverna sobre la que tanto leímos (al menos, algunas personas).
El segundo fragmento dice: «Tanto la alegría como el dolor son dones igualmente valiosos, y hay que saborearlos de forma integral, cada uno en su pureza, sin intentar mezclarlos. La belleza del mundo entra en nuestra alma a través de la alegría. Entra en nuestro cuerpo a través del dolor» (p. 55). Que, entiendo, refleja la eterna cuestión sobre el dualismo cuerpo y alma. Cuestión que en Descartes alcanzó un punto álgido: el dualismo cartesiano: el alma (res cogitans, pensamiento)podría existir sin el cuerpo porque es independiente de él; el cuerpo (res extensa, materia) da un espacio físico a esa alma. El alma es la que nos permite sentir, pensar, crear, amar, percibir la belleza…
Es un libro que puede leerse en poco tiempo, y que leído sin propósito no va a dejar huella, ni a despertar mucho interés; sin embargo, con un poquito de intención y ánimo, pueden llamarte dos, tres…, pasajes que te hagan pensar, que te recuerden otras lecturas, que te refresquen aquellos estudios en filosofía o que, tan solo, te inviten a buscar sobre un tema concreto que te atraiga al leer las palabras de Weil.