No me refiero a que hayas olvidado el objetivo de tu proyecto (puede pasar, pero no es el objetivo de esta publicación). De lo que voy a hablarte un poquito es sobre más cuestiones de organización para que tu manuscrito esté requetechulo. El objetivo en esta serie de sugerencias que te voy a ofrecer es comenzar a aportar claridad a tu escrito, porque, no lo olvides: tu intención es que tu trabajo resulte atractivo, lo lean muchas personas, no sea farragoso…, ¿verdad?
La técnica para comenzar a organizar de una forma clara el mapa (aquel del que te hablé en la publicación de la semana pasada) es muy conocida (o debería serlo) para los profesionales del periodismo. Es la técnica de las cinco W (what, who, when, where y why) a las que se han sumado dos H (how y how much). Sí, en inglés, porque a ver cómo unificábamos la versión en español: qué, quién, cuándo, dónde, por qué, cómo y cuánto (dos Q, tres C, una D y una P. Es largo…).
Estas 5W+2H van a permitirte elaborar el esquema de trabajo con un carácter más formal que los mapas conceptual y mental con los que has trabajado ya.
Qué. Es, con casi total seguridad, lo esencial: el tema central o el argumento. Es el motivo que te lleva a sentarte ante esa página en blanco que tanto amas. Es tu razón de ser en ese proyecto que vas a acometer. Es la razón por la que has creado un espacio físico en el que trabajar, por la que has planificado tu tiempo, por la que has comprado siete marcadores fluorescentes, tóner para la impresora y una taza especial para este viaje. El qué es la esencia. Y como todo corazón de un proyecto, tienes que conseguir ofrecerlo de forma clara para que un mayor número de personas puedan comprender lo que has querido contar o sobre lo que has investigado.
Quién. (O quiénes, depende). No pienses que solo se refiere a personas, eso sería un error limitante. El quién puede ir desde una o varias personas hasta un hecho o un supuesto, pasando por una característica, otro escrito, una parte de un todo, etc. Es decir, se trata del protagonista de tu escrito. ¿Puede coincidir con el qué? Podrías pensar que sí, pero no. El qué es la idea central, el argumento; el quién es el protagonista. Pero… si voy a escribir un artículo sobre, por ejemplo, la narrativa británica en la época victoriana, ¿la protagonista es la narrativa británica en la época victoriana? Claro, pero resulta que tu tema clave no es realmente tan limitado como el personaje principal, lo único que ocurre es que son parcialmente coincidentes, porque el tema central está condicionado y aderezado por otros quiénes, cuándos, dóndes…
Cuándo. Esta es fácil de identificar: hace referencia al tiempo. Pero que sea sencillo precisarlo no quiere decir que también lo sea desarrollar ese cuándo. Si seguimos con la narrativa británica en la época victoriana, vas a tener que hablar de antecedentes en el tiempo que habrán influido en esa narrativa en concreto y a lo mejor quieres contar la influencia de esta narrativa en épocas posteriores. Así que sí, el cuándo es la referencia temporal, pero el desarrollo de esa referencia puede necesitar tres páginas, o veinte, o una línea o una palabra. Y ese desarrollo también va a estar condicionado por el espacio del que cuentas; me refiero a que si estás preparando, por ejemplo, un artículo para enviar a una revista, tendrás un espacio determinado (ya sea en páginas, en palabras o en caracteres) y todo el desarrollo esté condicionado a ese espacio limitado.
Dónde. Otra pregunta fácil de responder: contexto geográfico. Como en el caso de la cuestión temporal, puede requerir una palabra o varias páginas.
Por qué. Puede que sea el pilar del qué, y debe entenderse como un por qué y un para qué. Son las razones del qué con el que empezaste a preguntarte sobre tu argumento o idea principal. El para qué añadido se refiere a la finalidad, los objetivos…
Y quedan esas dos H del how y how much: cómo y cuánto: todo lo que rodea al qué, quién, cuándo, dónde, por qué y para qué: los detalles o el desarrollo que articulan, construyen, combinan, etc., toda la información para dar lugar a esa historia (investigación, ficción, noticia o lo que te ocupe) en la que comenzaste a trabajar.
Así que el camino que hemos recorrido hoy ha servido para dar respuesta a:
- ¿Qué?
- ¿Quién?
- ¿Cuándo?
- ¿Dónde?
- ¿Por qué?
- ¿Cómo?
- ¿Cuánto?
Todas ellas son preguntas esenciales para diseñar y desarrollar tu texto. Todas deberían tener una respuesta lo más clara y precisa posible. Todas se complementan y se tocan (quizás hasta se superpongan) en algún punto. Tus respuestas y las conexiones entre ellas son los hilvanes, las relaciones, las correlaciones, los vínculos, los nexos, etc., del texto.
En la siguiente entrada voy a hablaros sobre el momento de, por fin, empezar a escribir. Poneos cómodos…