Una novela con corazón y misterio recorriendo las calles de Sevilla. Nicolle regresa a Sevilla tras una aventura estudiantil y profesional que no termina bien. Regresar al calor de tus orígenes tiene su lado bueno (¿quién no quiere sentir calor familiar y de amigos tras una larga temporada alejada de sus raíces?) y también su lado malo (¿quién quiere volver a sentirse atrapada en los brazos familiares de los que quería apartarse un poco para vivir lo que fuera que estuviera por suceder?). La vuelta de la protagonista a su Sevilla estará salpicada de ironía, amistad eterna, amor filial (y del no filial), arte, misterio y tormentas mentales y atmosféricas.
La narración que H. Arauz pone en boca de Nicolle lleva a esta novela a volar con ligereza entre las manos de cualquier lector que quiera entretenerse, recorrer Sevilla, sumergirse en logias y estafas mafiosas relacionadas con el mundo del arte. Narrar agarrándose al sentimiento del personaje parece que debería ser fácil, ¿cómo puede fallar una historia contada desde la piel de quien la vive? Pues muchas cosas, y si no, que levante la mano quien, a los tres minutos de escuchar a otra persona contar su aventura (del tipo que sea), no ha suplicado que le entrara la llamada más importante de su vida y poder alejarse de un cúmulo de adjetivos, exclamaciones y vuelta la burra al trigo para explicar que te has caído en medio de la calle y no te ha pasado nada.
Exacto, para narrar (en primera o en tercera persona), hay que saber hacerlo y haber borrado muchas líneas en esa maldita página en blanco; hay que escuchar a los personajes, pero no dejar que se crean con derecho a decir lo que quieran cuando quieran; hay que observar desde la imaginación e imaginar desde la observación. H. Arauz combina la potencia y el potencial de cada personaje, de cada escenario y de cada momento de la trama para ofrecer al lector una novela entretenida, divertida, con gancho y bien hilada.
Lectura muy recomendable en esta vuelta a la rutina para no pensar que cualquier tiempo pasado de vacaciones fue mejor, y buscar en la lectura la manera de evadirse y seguir viajando.