Comuniqueision de Rubén Muñoz Herranz (publicación independiente, 2022) es un ramillete de dieciocho relatos escritos con el cuidado, respeto y afecto que el autor siente por la lengua española. Un vocabulario escogido con precisión, incluso cuando es un frigorífico el que nos cuenta cómo es la rutina de la vida familiar, sus querencias y rarezas y nos avisa que por tratarse de un simple electrodoméstico no tiene un fondo de armario (lingüístico) muy allá… pero miente, Muñoz Herranz se asegura de que ya que le ha dado voz en su libro, esa voz sea cuidada y respetuosa.
Menos respetuosa nos puede parecer la terminología que utilizan los personajes de «Pornosofía», pero no es así, el título del relato ya nos deja claro que no se va a hablar de religión precisamente (experiencias religiosas mediante). Menos respetuoso puede parecernos a los correctores «Sobre mi obra»… pero es que este mundo es muy pequeño, los contratiempos pueden ocurrir uno detrás de otro y el pañuelo que somos… favorece que todo quede a tiro de casualidades. Qué difícil es a veces estirar los minutos para no vernos en estas situaciones.
«Dormir no es importante» nos dice, sin ningún tipo de piedad, en «Un lugar donde dormir», no es importante, pero ayudar a vivir… ayuda. Y si no que le pregunten a Marta.
Estos dieciocho relatos te llevan del absurdo de la imaginación al absurdo de la realidad, con un sutil toque irónico en cada una de ellas, que te hace mirar hacia dentro y, a veces, llevarte las manos a la cara para taparte los ojos y negar repetidamente con esa cabecitas que tienes y que, a veces, pensar, no piensa mucho. E insisto, lo más importante de estos relatos, para mí, no es la imaginación (que la tiene), no son los temas en torno a los que escribe (que me interesan), no son las situaciones comunes o inimaginables (si queremos mentirnos)… Como decíamos al afrontar exámenes oficiales de inglés hace unos cuantos años: in my humble opinión… lo más importante es el cuidado y el mimo con el que construye cada frase, las palabras elegidas con precisión relojera y, sí, las preguntas que no responde y nos obliga a formular.