Un parónimo en lingüística se refiere a la palabra «que tiene con otra una relación o semejanza, sea por su etimología o solamente por su forma de sonido», tal y como nos dice el DLE.
En español encontramos no pocos ejemplos de parónimos que, por desgracia, no hacen más que confundir al hablante y al estudiante de esta lengua. Vamos a ver algunos:
- Desbastar y devastar (*debastar no existe por ahora). Desbastar es quitar lo basto, gastar; por su parte, devastar es sinónimo de destrucción.
- Haya, halla y aya (*alla tampoco existe, solo lo podemos encontrar en forma de sufijo –alla, aportando un valor colectivo y despectivo a la raíz que adorne: canalla, morralla, antigualla…). Haya puede referirse tanto a un árbol como a un donativo que en las escuelas de baile recibían los maestro de sus alumnos en fechas festivas determinadas y también la primera y tercera forma del singular del presente de subjuntivo del verbo haber. Halla (que deja de dar problemas si es vista como sinónimo de encontrar) es la tercera persona del singular del presente de indicativo y la segunda del imperativo del verbo hallar. Aya es sinónimo de niñera, institutriz…
- Horca y orca. Físicamente no habría que confundir estas palabras… La horca sirvió para ejecutar condenas de muerte tiempo ha, y sigue siendo un instrumento de labranza (para aventar la paja, por ejemplo). La orca es un cetáceo.
- Rallar y rayar. Rallar es desmenuzar usando el rallador, mientras que rayar es hacer rayas (por eso subrayas y no *subrallas, y algo te ralla por pesado y no te *raya).
- Deshecho y desecho. Deshecho tiene más acepciones de las que seguramente imagines: 1. Dicho de la lluvia, de una borrasca… Impetuoso, fuerte, violento. 2. Desaliñado (en países como Argentina, Bolivia, Perú y Venezuela). 3. Disimulo con que se pretende ocultar algo o desvanecer una sospecha. 4. Despedida cortés. 5. Canción breve final de una composición poética. 6. En la danza española, movimiento que se hace con el pie contrario, deshaciendo el mismo que se había hecho. Desecho solo es lo que queda después de haber escogido lo mejor o más útil de algo, es decir, basura; y en países como Bolivia, Colombia, Cuba, Guatemala… es sinónimo de atajo.
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Acabo de abrir el Diccionario de insultos. Para insultar con propiedad y os dejo tres joyitas de nuestra lengua: azurumbado (dicho de alguien atolondrado, aturdido), incrúspido (desmañado, torpe, desviado, descentrado) y seboruco (tonto).